viernes, 29 de junio de 2007

Crónica de una situación anunciada


En Cipolletti un grupo de jóvenes ocupó el jueves pasado un edificio que estaba en desuso hace diez años. El lugar, ubicado en Menguelle entre Lavalle y Paraguay, funcionó como centro cultural durante una semana, hasta que esta mañana, fue desalojado por la policía provincial.
Si nos ponemos a pensar qué es arte, tal vez muchos nos limitaríamos a decir que arte son pinturas dispuestas estratégicamente sobre la pared de una galería, las piezas clásicas de Mozart, La escultura o exposición de un artista reconocido, una novela de Osvaldo Soriano, etc. Sin embargo, arte es todo eso y mucho más. Las calles cipoleñas están repletas de artistas que tienen un talento y no se conforman con mostrarlo frente a un semáforo. Gran parte de ellos se reunieron con jóvenes que compartían la inquietud de una alternativa diferente y decidieron abrir un centro cultural que mostrara ese arte callejero y todo ese arte anónimo que no tiene lugar en galerías, museos o centros culturales. La iniciativa era motivadora y las ganas sobraban, pero cuando quisieron llevar el proyecto a cabo, se encontraron con todas esas trabas burocráticas que sufren los pequeños emprendimientos.
Durante dos años y medio, estos jóvenes artistas, pasaron de la oficina del intendente a la del director de cultura de Cipolletti. Llevaron a cabo todas las gestiones y pasos que les pidió el municipio para cederles el lugar, pero esto nunca sucedió. Cabe aclarar que la municipalidad no estaba en condiciones de disponer sobre el mismo, porque si bien el propietario tenía una deuda inmobiliaria importante, la propiedad todavía no estaba en remate. No obstante, no realizó acción alguna para que se diera el mismo, ni les ofreció otra alternativa. Agotados los recursos, usurparon el edificio.
Estos jóvenes no forman parte de ninguna agrupación ni colectivo social en particular, se reconocen a sí mismos como Construcción Social y Cultural Otoño. Leandro -uno de los jóvenes - asegura que la intención de ellos es “denunciar las injusticias que sufrimos y construir conciencia”.
Participaron de la usurpación del galpón subcultural en Neuquén, que es un espacio que se los disputa Neuquén y Nación, por lo que no los han podido desalojar, sin embargo los ocupas fueron reconocidos y las causas sobre ellos avanzan. El galpón se encuentra en San Martín 650 y se mantiene desde hace un mes y medio. Leandro nos comentó que esta participación también los motivó a avanzar sobre el proyecto.
Durante diez años el edifico de Menguelle permaneció vacío y silencioso, pero todo cambió cuando este grupo de jóvenes con ideas y un proyecto decidieron ponerlo al servicio de la comunidad.
Ingresaron por la puerta –que estaba abierta- y comenzaron a desarrollar talleres de armado de títeres, clases de guitarra, radio abierta, chocolateadas, payasos, malabares, clown, swing, cursos de primeros auxilios, salud comunitaria, recitales de bandas locales como La Orquesta Roja, Reina Madre, entre otras. La imagen del lugar cambió, ya no era ese espacio deshabitado e inerte, sino que había gente yendo y viniendo constantemente, expresando sus ideas y pensamientos a través del arte. Pasada una semana, la policía los desalojó, pero como es de esperarse de un procedimiento en la región, no fue pacíficamente. La negociación del intendente llegó, Alberto Weretineck presentó una propuesta en la que les alquilaría un salón por un tiempo determinado, hasta tanto consiga un terreno en el que se pueda construir un espacio para ellos. No aclaró quién se haría cargo de la construcción, ni les firmó un papel que lo asegure, como dijo Matías -uno de los ocupas- “fue todo de palabra”. Lo curioso del accionar del mandatario, es que la negociación llegó después del desalojo y no antes del mismo ni de la usurpación.
Ayer toda esta movida cultural se transformó en unas cincuenta personas reunidas en la calle, con muebles y colchones en el piso, esperando una solución. El edificio ya no está habitado por personas que hacen un mural o tocan la guitarra, sino que está ocupado por unos veinte uniformados que forman una barrera que evita el acceso de cualquier civil a la propiedad.
Durante la madrugada de hoy estos jóvenes se trasladaron hacia el Anden y ocuparon lo que hasta hace un tiempo funcionaba como el Centro Cultural, un lugar donde tocaban bandas regionales independientes, sobre todo de punk rock. Hasta el momento las negociaciones no han avanzado.



























































































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